domingo, 14 de febrero de 2010

Paco León (Chile - 2008)

Los elementos pictóricos de Paco León

Paco León es un artista que busca responder a sus preguntas más profundas con el contenido de su obra. La pintura para él, por un lado, es una vocación que debe producir satisfacción, no solo para el espectador, sino para el autor también. Por el otro lado, sus cuadros son vastos tapices de símbolos e imágenes que revelan los secretos de su complejo mundo personal.

Si los cuadros grandes son mosaicos de cosas reconocibles, entretejidas entre si, las obras chicas son fragmentos de su cosmovisión, elementos aislados del contexto general, dejados a sobrevivir por si solos en el marco de una independencia visual. Cada fragmento y cada ‘paisaje’ de objetos que flotan sobre una superficie clara pero tenue ayuda a articular la historia de Paco, una historia basada en indagar más que explicar.

Sean estilizadas figuras étnicas, colas de peces sinuosos, escaleras, candados abiertos, signos arcaicos u orientales que representan caminos aun no transitados, flechas que indican direcciones pero no destinos ciertos, Paco puebla sus telas con interrogantes que estimulan a todos. Singulariza su búsqueda con su propio léxico de inquietudes, pero su sumario es universal. Nos identificamos con su dilema.

Como él mismo especifica: “Las escaleras representan el paso de un espacio a otro, portales al vacío o al mundo insinuado, la sugerencia de planos paralelos. También las utilizo simplemente como accesos arquitectónicos. El candado abierto es un símbolo del Internet y significa que no hay clave, que el acceso es libre y así su interpretación”.

Paco León construye sus cuadros de manera que los elementos gráficos o figurativos se destacan dentro de una armonía general. La composición sigue los trazos del pincel en vez de determinar su ordenamiento. El fondo está plasmado de elementos, tanto como los primeros planos. La riqueza de la imaginaria está en todas partes. Es una pintura que abunda en contextos, con tramados visuales que desatan segunda y tercera lecturas.

El arte provee el hombre con una herramienta inigualable: la posibilidad de materializar su intuición, sus pálpitos, sus añoranzas en imagen. Puede impregnar esta acción con emoción si quiere, o con la fría estructura de la racionalidad. La pintura deja a su practicante la libertad de expresarse. Paco combina los dos mecanismos en sus telas. Lo racional trasmite el mensaje, mientras que la emoción crea el clima.

Paco se dedica a esquivar los peligros, acotando cada vez más su imaginario. Practica ejercicios de desapego y auto-discriminación para producir la síntesis. Analiza y rechaza, se acerca y lima lo marginal. Es más fácil hacer este ejercicio al nivel intelectual que el nivel plástico. Es un proceso lento, de nunca acabar. Recompone y recicla, se zambulla dentro de su ser, a veces con pánico, a veces con placer, elaborando esta constante revisión que es fundamental al crecimiento y desarrollo de su arte.

El observador se queda a una distancia de esta batalla campal. Ve los resultados como una combinación de colores y contexturas, articulándose en cuentos de hadas o leyendas, con héroes reconocibles de la iconografía universal de todos los sueños. Pero la superficie no es plana, hay capas y recovecos, huellas a seguir, vestigios misteriosos de otras realidades. No es solo lineal, sino circular, cíclico, como el andar de la misma naturaleza.

Al hacerse cargo de la proposición de Paco, uno puede entrar por una puerta en la superficie y salir por otra, llevando algo de lo existencial que Paco nos ofrece. Paco, sin embargo, no especula con nuestra buena voluntad y se presenta desnudo frente a su público. Su camino es un constante desprendimiento de lo innecesario. Se preocupa más con descartar que agregar. El total debe ser menos que la suma de sus partes. Traspasar esta verdad del cerebro a la tela es la tarea que apasiona a Paco. Se acerca, su ‘zoom’ convirtiendo detalles en protagonistas, se aleja, dejando un paisaje tapizado de apenas visibles recuerdos sin personalidades.

Actúa con el rigor del investigador; descarta la validez de una teoría que abarca todos los confines de su misión. Su salida es por el lado visual; es en ese plano que tiene que determinar cuánto haya de conceptual, de abstracción o de figuración. Estos son los detalles de la cocina. Paco sabe que el único fin viable es alcanzar un equilibrio global, de trasladar lo personal a un plano universal. Su investigación se concentra en sintetizar los elementos que configuran cualquier búsqueda para despertar la conciencia.

Paco sabe que corren canales de creatividad dentro de si que él es capaz de activar. Aclara el concepto: “Me refiero a la permeabilidad de la sensibilidad que hace al ser humano un canal de comunicación en su entorno. Los canales de creatividad son el impulso de la intuición al servicio del imaginario.”

Es joven, está recién abriendo su camino, desarrollando y enriqueciendo los elementos pictóricos de una obra cuyas dimensiones están en plena expansión. Avanza con la ecuanimidad de alguien que está comprometido con su vocación.

Edward Shaw
Tunquén, febrero 2008

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